Evaluación basada en competencias: identificando habilidades clave para el éxito empresarial

La evaluación de competencias laborales se ha posicionado en un sitio muy importante dentro del mundo empresarial. Las compañías entendieron el valor de las habilidades de cada uno de sus empleados, y la estrecha relación que estas tienen con el éxito. Han comprobado que los resultados del negocio tienen que ver, en gran parte, con los perfiles prácticos, operativos y conductuales de quienes trabajan en él y para él.
Evaluar estas características les permite a las empresas direccionar el talento hacia los objetivos, elegir a las personas indicadas para cumplir con un fin específico a corto, mediano o largo plazo, y responder de la mejor manera a las demandas de los clientes, en primer lugar, y del mercado a nivel macro. Esta selección se traduce en mejores niveles de satisfacción, en la optimización de los procesos y los resultados.
Se trata de reconocer las habilidades de las personas como ventajas competitivas para la compañía, de identificarlas, usufructuarlas y desarrollarlas permanentemente, de ubicar en cada cargo a la persona más capaz para desempeñarlo, y transformar a esa persona en un factor de éxito dentro de la estructura empresarial. Veamos entonces qué son las competencias laborales y qué es evaluación de desempeño.
¿De qué hablamos cuando hablamos de competencias laborales?
Las competencias laborales son las aptitudes teóricas, prácticas, operativas, técnicas y conductuales de una persona. Los comportamientos y las capacidades que posee y aplica un empleado en la ejecución de una tarea asignada. Direccionar adecuadamente determinadas competencias con determinados puestos logra una eficacia redituable, tanto para el trabajador como para la organización que lo emplea.
Las competencias laborales pueden ser innatas o incorporadas. La personalidad, temperamento y conducta del individuo son capacidades propias y originales, pero hay otros conocimientos que pueden serle impartidos mediante capacitaciones, logrando resultados diferentes en cada empleado, y perfiles diversos para cada puesto o actividad a desempeñar.
Competencias innatas
Podrían definirse como las cualidades que el individuo trae consigo ‘de nacimiento’ y que va desarrollando a lo largo de la vida, según sus experiencias, escenarios y relaciones con los otros. Es su capacidad y su forma de abordar situaciones en todos los ámbitos y también en el laboral, vinculadas a sus valores, sus códigos, sus puntos de vista y opiniones.
Competencias adquiridas
El conocimiento, el saber, es una capacidad incorporada por las personas, información que aprendieron de manera formal o informal, en instituciones educativas, académicas o de investigación, o de familiares, amigos, compañeros de trabajo o allegados. Y la habilidad, el saber hacer, es el potencial de esas personas para volcar ese conocimiento de manera eficaz y, por ende, exitosa, de aplicar eso que sabe para concretar una tarea.
En el entorno laboral, estas competencias les brindan a los empleados la posibilidad de desempeñarse, de entender y cumplir con sus funciones, de optimizarlas, desarrollarlas y modificarlas si es necesario y posible. Son las que la empresa debe evaluar para que influyan positivamente en la gestión del negocio, en los procesos y los resultados.
¿Qué es evaluación de desempeño?
Es una metodología que emplean las empresas para detectar las capacidades de los empleados, y cerciorarse de que son competentes para la tarea o actividad que les asignarán dentro de la organización. Es una manera efectiva de sacarle provecho a los recursos humanos de los que dispone la compañía, de ubicar a la persona adecuada en el puesto más conveniente para su talento.
La evaluación de competencias o desempeño puede hacerse en la etapa de selección de los empleados para identificar su talento y ver a qué área o cargo asignarlos, y también en distintos momentos a lo largo de su carrera laboral dentro de la empresa para cambiarlos de tarea, proponerles nuevas metas o ascenderlos. Existen cuatro modos de hacerla:
- La evaluación 90°: quién está a cargo del trabajador es quien lo evalúa,
- La evaluación 180°: el empleado es evaluado tanto por su superior inmediato como por sus colegas,
- La evaluación 270°: la persona es evaluada por su jefe, sus colegas y otros trabajadores de la compañía,
- La evaluación 360°: el empleado es evaluado por las personas de los modelos anteriores y, además, por sí mismo.
Las competencias más buscadas y evaluadas
La capacidad para trabajar en equipo
Las empresas valoran la habilidad de las personas para convivir armónicamente con el resto. Sus maneras cordiales y respetuosas de vincularse e interactuar con sus compañeros, el buen trato, el reconocimiento y la valoración de lo que hacen los demás. La empatía, el buen diálogo y la predisposición para mediar y resolver conflictos y la capacidad de delegar y confiar en el talento ajeno.
La inquietud y la iniciativa
Cuanto más le guste a la persona lo que hace, más comprometida estará con ello y con la organización que se lo encomienda. Tiene que ver con su pasión, con su creatividad y con su capacidad para presentar ideas nuevas e innovadoras que colaboren con el desarrollo empresarial y con el aumento de la productividad.
La habilidad para tomar decisiones
Se refiere al talento de una persona para resolver situaciones complicadas o conflictivas sin tener que pedirle ayuda a su jefe. Tiene que ver con su capacidad para evitar problemas o solucionarlos de manera ágil, de modo que ello no se traduzca en demoras o trabas en la productividad.
La capacidad de aprender
La formación del personal es clave en cualquier esquema laboral. Por eso, es fundamental que el trabajador esté dispuesto y sea capaz de aprender constante y permanentemente. A nivel personal, esta cualidad se traducirá en su profesionalización, a nivel organizacional, en un valor agregado para la empresa.
El acelerado y desmedido avance de la tecnología y la inteligencia artificial plantean cambios constantes. En términos de escenarios, realidades y también de competencias, cambian las necesidades y, por lo tanto, las habilidades que deben tener los empleados para responder a ellas de la mejor manera. Evaluarlas es cada vez más importante.
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